jueves, 18 de julio de 2013

Para Carla ...





Todavía siento en mi piel la emoción efervescente  de la espera. Mi corazón late y el test de embarazo parpadea como en un baile donde sólo se permite bailar agarrados y al compás.
Me acerco impaciente y de un salto por si veo  algún resultado y siento que la adrenalina inunda cada rincón de mi cuerpo. Todavía parpadea pero lo intuyo. Se que estoy embarazada. “¡Embarazada! ¡Eso son palabras mayores!-Me digo-” Sin embargo lo deseo con tanta intensidad que siento que me puedo desmayar de un momento a otro.

Estamos mi amiga Guada y yo en el baño de la oficina. De vez en cuando descargo mi impaciencia estrujándola entre mis brazos y dando saltos como si fuésemos adolescentes 

-¡No puedo más con la espera! -

Por fin deja de parpadear y me quedo helada. Tomo aire y me dirijo hacia el aparatito.

"2-3 semanas"

Siento que no tengo fuerza en los brazos pero mis piernas sólo quieren salir corriendo. Casi no puedo ni respirar. En una explosión de euforia empezamos a dar saltos agarradas como si hubiéramos perdido el juicio. De repente siento que me desplomo. Necesito sentarme y llorar como nunca antes lo había hecho. Llorar de una alegría tan inmensa que no soy capaz de mantenerme erguida. La emoción cosquillea detrás de mis orejas culminando en un escalofrío. Como una descarga eléctrica que me incita a gritar con fuerza al mundo entero:

- ¡Estoy embarazadaaaaaaaaaaaaa! -


Por fin se ha cumplido. Estoy gestando a un ser humano en mis entrañas y me siento tan llena de júbilo e ilusión que ya no soy capaz de concentrarme en el trabajo.

Aun son las 09:00 de la mañana y probablemente no vea a Carlos hasta las 18:00h. 
Siento una necesidad imperiosa de contarlo pero se que debo  esperar. Su padre debe ser el primero en saberlo.

Cuando llego a casa de mis suegros entro corriendo y sin mirar. Una vez registrada hasta la última habitación de la casa pregunto “¿y Carlos?” Pero Carlos aun no ha llegado. Todavía tardará más de una hora en llegar.

Me siento en el salón preparada para levantarme de un salto y mirando cada 30 segundos el reloj... ¡Dios mío! ¿Pero qué le pasa al tiempo? ¿Es que hoy, precisamente hoy ha decidido ir más despacio que nunca? ¡Me va a dar algo!

Finalmente decido relajarme un poco y dejar de mirar el reloj. Puede que así pasen los minutos más deprisa. 

Dándole el último trago a un vaso de agua bien fría siento que sus enormes brazos me rodean por detrás. Casi se me para el corazón. Me giro y le miro. Ahí le tengo, delante de mí sintiendo su aliento en mi nariz y no se cómo decírselo. 

"Cari.... estoy embarazada" 

No encontramos la cantidad suficiente de besos y abrazos para celebrar nuestra nueva condición, repitiéndonos el uno al otro como dos niños:

- Papá… hola papá –
- Hola mamá ¡mamáaaa!

Imposible resistir la tentación de compartirlo con los demás. A la media hora ya lo sabía todo el mundo.

Aquí es donde empieza la larga espera. Crees que no vas a tener la paciencia suficiente. Deseas tanto que llegue el momento que nueve meses resulta una eternidad. Evidentemente no te queda otro remedio.

Los tres primeros meses. Tres meses larguísimos que nunca terminan deseando comprobar si realmente hay algo ahí dentro. Por suerte todos mis síntomas son agradables y llevaderos. Un principio realmente dulce. Se intensifican los olores. De pronto todo sabe exquisito y nunca he dormido tan bien ni tan profundamente.

La vida empieza a cambiar de color. Sin darte cuenta te ves repasando mentalmente recuerdos de tu infancia. Afloran inseguridades y temores pero también ganas de aprender y superarte.

“¿será niño o niña?”-te preguntas- Y aunque en principio nuestras preferencias se decantan por el niño algo me dice que no va a ser así. Con lo que  de repente, después de tener claro el nombre para él, empezamos a buscar nombre urgentemente para ella.

La primera ecografía y nos dice “hola” por primera vez.

“¡Dios mío es real! No doy crédito a lo que veo… ¡Eso es su manita!” Aun no he sido capaz de asimilar que exista dentro de mí una vida que no sea la mía propia, ni que lata un corazón que no sea el mío. Por que late. Lo estás viendo. Y aunque sabes que es ley de vida ahora te está sucediendo  a ti. Sí, a ti. Y realmente te cuesta creerlo “¡Voy a ser madre!”

Unas tres semanas más tarde se cumple mi predicción y en el privado nos confirman que va a ser una niña y aunque hay gente que piensa que es demasiado pronto para asegurarlo yo tengo la certeza, no se por qué, de que finalmente será una niña.

Sabes que estás embarazada, por fin ya tienes su primer retrato y además sabes que es “ella” pero… ¿cuándo sentiré sus movimientos? Permaneces constantemente atenta por si sientes algo. Piensas tanto en ello que casi se convierte en una obsesión “… es la última prueba que ratificará su existencia” –te dices a ti misma-
 
Pero llega un día, cerca de los cinco meses de embarazo, que por fin sientes que se mueve. Sin más, las manos y el vientre se convierten en uno sólo, pasando el día pegados esperando no perderse ni una sola de sus pataditas.

Y todavía no tenemos nombre.

Yo -¿Qué te parece si hacemos una lista, eliminas los que no te gusten y de los restantes escogemos? -

Mala idea. En la primera ronda caen  todos los nombres que a mi me gustan

Yo - ¿Lola? Lola me gusta. O Valentina. ¿Chloè? También es bonito…
Él - ¿Mmmmmm Carla?
Yo – ¿Carla? ¡Me gusta! Además es la única coincidencia. El único que nos gusta a los dos a la vez. ¡Adjudicado!

Entre tanto el tamaño de tu abdomen y el de tus senos sigue aumentando. Aumenta al mismo ritmo que la personita que crece en tu interior y a pesar de ello nunca antes te habías visto tan estupenda.

Aunque llueva, en tus días hace un sol radiante, oliendo la primavera en pleno invierno. Le cambias tantas veces el rostro como le cambiaste el nombre:

-          ¿Será rubia o morena? ¿Se parecerá a mí o a su padre?… ¡Pero qué intriga! -


¡Qué larga es la espera! Pero sin darte cuenta cada vez está más cerca y entras en el tercer trimestre.

El trimestre más duro. Los kilitos de más buscan acomodarse en otras partes de tu cuerpo que no sea tu panza y empiezas a desarrollar tu imaginación inventando sistemas para conseguir aprovechar unas semanas más esos vaqueros que ya no te pasan. Has conseguido subsistir con tu ropa pero ya te toca pasarte por la tienda y comprar algo que te quepa y que te haga pasar los últimos meses lo más cómoda posible. Ya empieza a hacer calor así que es el momento ideal para hacerte con vestuario nuevo.

Las noches se hacen largas. Sólo puedes dormir de lado y aunque sea la posición en la que acostumbras a dormir, ansías ponerte boca abajo. Ha dejado tan poquito espacio en ti que ya tienes suficiente con levantarte cada hora al baño.

Sus movimientos se tornan constantes e intensos. Tanto es así que a veces siento como si  me deslizara pendiente abajo en una montaña rusa. Todavía no ha nacido pero ya somos capaces de jugar juntas. Al darte golpecitos, ella responde.

Le encanta dormir la siesta pero eso te inquieta porque no sientes sus movimientos. A veces llegas al extremo de amasarte desesperada esperando que te dé una patada. Y no paras hasta que finalmente llega la respuesta y sólo entonces recuperas la calma.

Es viernes, 8 de junio y tenemos la última cita. La ansiada cita para monitores. Nunca antes había odiado tanto un color como ahora odiaba el verde. Es la frase que más oiría en las próximas 50 horas: “estás verde” Así es que nos mandan para casa.

A las cinco de la tarde estamos los dos tirados en el sofá. Él, rodeándome por detrás, me coge de las manos y yo las comprimo entre las mías con cada contracción. Cada vez se tornan más intensas y más cercanas hasta que decidimos volver de nuevo al hospital.

Después de dos viajes a casa finalmente deciden ingresarme. No consigo entender cómo ,sintiendo tantísimo dolor, no esté realizando ningún cambio fisiológico hacia el momento esperado.

Después de más de 50 horas de preparto tedioso, como citaba el informe, y con dolores cada vez más  intensos e insoportables me “rompen las aguas” pues no parece que esté dispuesta a dilatar por mi misma. Con esto las contracciones se vuelven más cercanas y más intensas. Estoy realmente agotada después de dos días con contracciones sin descanso y sin a penas poder conciliar el sueño con lo que todos mis proyectos de parto natural se van al traste cuando finalmente decido que me pongan la epidural. Aquí es cuando te das cuenta que la preparación al parto no es tal. Tantas noches practicando respiraciones y a última hora no soy capaz de más que de quedarme encogida de tanto dolor. 


Lo siento profundamente mi niña no haberte ayudado más.

No hago más que pensar que tan sólo unas horas más y la tendré entre mis brazos. Tan despacio que han pasado estos nueve meses y que fugaz me resulta allí tirada en la cama esperando recibirla en cualquier momento.

Cerca de la una de la madrugada del lunes me veo transportada a paritorio, torpemente apoyada en mi marido y una de las matronas. Apenas puedo andar debido a la anestesia.

¡Ya esta ahí Cari! No dejamos de decirnos el uno al otro. Es increíble el nivel de compenetración que se alcanza en esta situación. Es tan intenso el amor que se respira en el ambiente que hasta cuesta tomar aliento.

La cabeza asoma y el tiempo se para. Sientes que tu mente se aísla del exterior y toda tu atención se centra en eso pequeñito y redondo que asoma entre tus piernas y de repente…

- “¿Quieres terminar de sacarla tú misma?” – me preguntan -

¿Cómooooo? ¡A eso he venido señoras! Con ayuda de Carlos consigo incorporarme un poco hasta que consigo alcanzar su cuerpecito caliente estando sus piernecitas aun dentro de mí. Con mucho cuidado tiro de ella y la dejo caer sobre mi pecho. Aun siento el calor de su piel contra la mía. Las lágrimas recorriendo mi rostro y el de su padre, fundiéndose en una sola lágrima entre besos y abrazos:



¡Felicidades PAPÁ! … ¡ Felicidades MAMÁ! …¡Te quiero tanto! …¡Os quiero tanto que moriría de amor en este mismo instante!

Todavía está húmeda y ya busca el pecho. Con ese cabello tan espeso y negro y esos ojos tan abiertos mirándome fijamente. ¡Es preciosa! ¡Señores es mi hija! ¡ MI HIJA!

No entiendo por qué razón pero cuando salimos del hospital con Carla en brazos entendí que mi vida ya no iba a ser nunca la misma. Yo no iba a ser la misma que hasta entonces. Nunca caminé con la cabeza más alta y nunca pisé el suelo con tanta fuerza. Nunca me sentí tan feliz y con tantas ganas de vivir.









Ahora Carla ha cumplido un añito y es nuestra princesita ¡Qué digo! ¡Es la reina de la casa! Ella es el amor de nuestras vidas y la que hace que nos levantemos cada día con ilusión.


Aquí os dejo una pequeña muestra de la fiesta de cumple que le preparamos y que me trajo de calle un par de meses. Pero nuestra  florecilla no se merecía menos.




Como no podía ser de otra forma no podían faltar las flores de papel como elemento principal de decoración en la fiesta.


Al principio pensé que habría demasiada comida ¡pero no sobró absolutamente nada! Las piruletas de hojaldre, las protagonistas indiscutibles de la merienda, tuvieron un éxito inesperado ... no hice suficientes.



¡¡Mmmmmm !! ricos Cupcakes que encargué en Sugar House Gandia. La tienda es preciosa y puedo asegurar que invita a comer dulces hasta empacharse ¡ jajaja !


Éstos y las chuches junto con la tarta de cumple fuero la perdición de los más pequeños...


Una de las cosas que más le gustaron a Carla fueron las galletas. Aquí quiero hacer mención a la persona que las elaboró y que también nos hizo una fantástica tarta de cumple: Rosa de Sucre que debido a un mal entendido tuvo que repetir la tarta. Se lo quiero agradecer profundamente. ¡¡ Es una verdadera profesional !! 

¡ Gracias Rosa!


Y llegó el momento de LA TARTA 


¿¿Verdad que está genial??



Y después de soplar ..... Confetiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!!! 

Esos paquetitos de confeti son muy originales y queda genial ver como caen los pedacitos de papel de seda de colores ... Prometo explicar como hacerlos en otro post ;)



Y el momento más esperado ...¡ LOS REGALOS! 


La verdad es que salió todo mejor de lo que me esperaba. Fue un duro trabajo editando el diseño para la decoración de botellines, tuppers, y cartelitos ...


Cuidando cada detalle ...


Pero la ocasión merecía muchiiiiiiismo la pena, ¿no creéis?

Y hablando de detalles .... Partiendo del retrato principal que presidía el banquete, hice unos detallitos muy monos para cada uno de los invitados. Consistía en una reproducción en miniatura del retrato y que además es un imán ¡¡Queda genial en la nevera!! (También prometo hacer un post al respecto ;P)


¿Qué os parece?

En fin quería hacer un homenaje a lo que más quiero en este mundo, mi hija Carla,  y creo que al final todo estuvo a la altura ... ¿Qué opináis?



¿Cuál sería la temática para tu cumple? ....

¡Hasta pronto Cometas!







11 comentarios:

  1. Precioso el relato y ¡vaya currada de fiesta!. Eres una artista. Mis pobres niños tienen unos cumpleaños de lo más vulgares :-)
    ¡Qué suerte tiene Carla de que la quieran tanto!. Bss.

    ResponderEliminar
  2. ¡¡Gracias wapa!! seguro que los quieres igual o más lo que yo no me puedo estar quieta y siempre estoy ideando !! jajajaj!! A todo esto si quieres puedes encargarme la fiesta de tus amores ami !!!! jajajaja!!! ;)

    ResponderEliminar
  3. Mira que dos!
    Desde luego el nivel Moni, es profesional sin duda. El detalle de las etiquetas impresas es impresionante. ¿Para cuando arranca el negcio de eventos infantiles varios? Bss...
    PD Sigue escribiendo sin duda.....

    ResponderEliminar
  4. Jajaja! Muchas gracias! Por lo del negocio es una opción ahora que me quedo sin curro tengo mucho tiempo para pensar en lo que quiero hacer. Desde luego quedarme quieta imposible!! Me alegro de que te haya gustado el relato ... con lo crítico y exigente que eres me doy por satisfecha ;)
    Bss!

    ResponderEliminar
  5. “Como Dios no podía estar en todas partes pues creo a la madres”. Precioso relato que nos acerca a sentir el proceso de la formación de una vida y de la incidencia que esta tiene. Lo de la fiesta…, pues eso, para una reina. Felicidades. (Por cierto, se parece a su padre, jijijiji)

    ResponderEliminar
  6. Muchas gracias! supongo que aunque cada cual tendrá su propia historia seguramente muchas madres se sentirán identificadas porque finalmente el objetivo es el mismo: ser padres.
    Por otro lado sí, es clavaaaaada a su padre. Eso fue lo primero que dije cuando la posé sobre mí. Y a aunque hay mamis a las que no les gusta que se lo recuerden constantemente yo estoy la mar de encantada. Es una niña preciosa y se parece a lo que más quiero, ¿qué más se puede pedir?
    Un besote y gracias de nuevo

    ResponderEliminar
  7. Que rabia una hora escribiendote lo que pensaba de tu historia y a punto de publicar voy i no se que aprieto y me salgo del bog , jo que rrabia ya te lo cueno mañana vale besos porcierto muuuuuy chulo todo y las fotos tambien , cuando hagas algo mandamelo y asin seguro que lo vere vale hermanita besotes

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Por cierto son las 4:22 de la madrugada mucha cocacola jajaja

      Eliminar
  8. Holaaaaa Isa!! Si quieres recibir las entradas del Blog te puedes suscribir a él sólo tienes que introducir tu dirección de correo electrónico en la casilla "¡¡Sígueme por correo!!" está debajo de mi foto. De todas formas si no te aclaras ya te explicaré cómo hacerlo okis? Un besset i gràcies!!!

    ResponderEliminar
  9. el relato es precioso me he emocionado con la narración tan sincera que has hecho. Enhorabuena preciosa la niña!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias! Ha sido el momemto mas feliz y apasionante de mi vida no merecia menos ;)

      Eliminar